Dolores y achaques en el embarazo, de la A a la Z
Incluso en la gestación más agradable y sin complicaciones, aparecerán algunos dolores y molestias propias del embarazo. Por suerte, muchos de estos achaques desparecerán a medida en que el embarazo avance, y el resto de las molestias, desde el dolor de espalda hasta las varices, las podés aliviar fácilmente. Seguí leyendo y descubrí más acerca de los achaques y dolores más comunes durante el embarazo, así como lo que podés hacer para estar más cómoda.
Dolor y sensibilidad en los dientes
Cuándo consultar al médico: dolores y molestias anormales durante el embarazo
Dolor de espalda
La causa más común del dolor de espalda es el incremento de la tensión en los músculos de tu espalda a medida que tu bebé crece. Siendo que la distribución del peso de tu cuerpo se concentra en el frente, es natural que tiendas a inclinarte hacia atrás para mantener el balance. Esta posición añade presión extra a los músculos de tu espalda, lo que puede resultar en dolor, rigidez e incomodidad. Tus músculos abdominales también se pueden estirar y debilitar a lo largo de tu embarazo, por lo que podés sentir que tu columna y espalda no tienen el soporte que necesitan. Las hormonas del embarazo también contribuyen al dolor de espalda, ya que, como preparación para el parto, tienen un efecto relajador en los tejidos que sostienen tus huesos, especialmente los ligamentos en las articulaciones de tu pelvis.
La buena noticia es que podés tomar medidas para reducir el dolor, como, por ejemplo, mantener buena postura cuando estés sentada, parada o mientras caminás.
También te recomendamos hacer lo siguiente:
Usá zapatos de tacón bajo o sin tacón, así tus pies estarán más estables.
Invertí en un colchón firme para tener mejor soporte en tu espalda mientras descansás.
Evitá doblar la espalda cuando quieras levantar algo, es mejor agacharte, flexionando las rodillas al bajar.
Dormí de lado, poné una almohada o cojín entre tus piernas o debajo de tu vientre para tener un soporte extra.
Cierto que hacer ejercicio no te dará alivio inmediato, pero al fortalecer los músculos de tu espalda ayudás a mejorar el soporte para tu espina dorsal y para tus piernas. Lo que a la larga se traducirá en menor incomodidad en tu espalda y piernas. Consultá con tu médico para saber qué ejercicios te convienen hacer durante el embarazo, también podés mirar nuestros consejos para hacer ejercicio durante el embarazo. Y recordá que una vez que tu bebé haya nacido, no tendrás ni el peso ni la presión que tenés ahora en tu espalda, así que muy probablemente te sentirás mucho más aliviada.
Calambres durante el embarazo
Es posible que experimentés calambres durante el embarazo, puede que sea hacia el último trimestre cuando tu cuerpo empiece a poner en práctica las contracciones; pero puede pasarte desde el primer mes de embarazo, en ese caso sentirás calambres leves.
Unas dos semanas después de la concepción es posible que sintás unos calambres abdominales, parecidos a los retorcijones, estos pueden estar acompañados de un sangrado ligero. Este es el momento en que el óvulo fertilizado se acomoda en tu útero, y es también conocido como el sangrado de implantación. Es posible que sintás un dolor agudo en tu pelvis, parecido a un espasmo muscular, causado por el ensanchamiento de los ligamentos alrededor del útero. Podés leer más aquí sobre el dolor del ligamento redondo.
Hacia el final del segundo trimestre y cerca del tercero, es posible que experimentés contracciones falsas, también llamadas las contracciones de Braxton Hicks, las que se pueden hacer más intensas cuando se vaya acercando tu fecha de parto. Usualmente, las contracciones de Braxton Hicks paran cuando das una caminata o descansás, pero si por el contrario, sentís que se vuelven más regulares y más fuertes, será mejor que te asegurés de que no estás de parto. Mirá cuáles son los signos del trabajo de parto, y consultá a tu médico si tenés dudas. Las contracciones de Braxton Hicks puede ser un poco dolorosas, pero son perfectamente normales, tomalas como práctica para las del gran día.
Dolor y sensibilidad en los dientes
Alrededor del segundo trimestre tus encías pueden estar más sensibles cuando te cepillés los dientes o usés hilo dental, y es posible que te sangren un poco. El embarazo puede afectar tus dientes y existe la posibilidad de que contraigás gingivitis del embarazo, que no es más que una forma de afección en las encías que se manifiesta con: enrojecimiento, hinchazón, inflamación y sangrado de las encías, especialmente durante el cepillado. Es buena idea que tomés medidas para prevenir la periodontitis, que es una forma de infección en las encías que daña el tejido suave y el hueso que sujeta tus dientes. Otra cosa a la que debés estar atenta son las erosiones en tus dientes o caries potenciales, especialmente si vomitaste mucho durante el primer trimestre del embarazo.
Incluso si tus encías están sensibles, es importante que no detengás tu rutina de cepillado diario, y mantené el uso del hilo dental una vez al día. Si no has visitado al dentista en los últimos seis meses, o si sentís alguna anomalía o molestia, como encías sensibles o doloridas, pedí una cita con tu odontólogo. Pero mientras esperás a tu cita podés aliviar las molestias haciendo buches de agua con sal, y cambiá tu cepillo de dientes por uno más suave.
Dolores de cabeza
A medida que las hormonas del embarazo se disparan, los estrógenos y la progesterona pueden afectar los químicos en tu cerebro relacionados con el dolor de cabeza. Antes de tomar un analgésico, consultá cuáles son las opciones de medicamentos con tu médico. En general, la aspirina no se recomienda durante el embarazo, pero es posible que tu doctor te recomiende algún medicamento con acetaminofen o paracetamol. También podés probar las siguientes estrategias para controlar los dolores de cabeza:
Aplicate compresas frías en la frente
Probá alguna técnica de relajación
Evitá consumir alimentos que te hayan desencadenado migrañas en el pasado, y evitá exponerte a olores que puedan tener el mismo efecto.
Dormí lo más que podás
Hacé un poco de ejercicio ligero a moderado, diariamente
Evitá el estrés
Comé porciones pequeñas, pero más frecuentemente y tratá de comer siempre a la misma hora.
Acidez e indigestión
Durante el primer y tercer trimestre las hormonas del embarazo relajan la válvula entre el esófago y el estómago, permitiendo que el ácido del estómago se filtre y produzca acidez estomacal. Para prevenir la acidez estomacal tratá de evitar acostarte inmediatamente después de comer, idealmente debés esperar tres horas después de comer para acostarte. Es buena idea cenar antes de lo que acostumbrás y no justo antes de acostarte.
Sin embargo, si notás que a pesar de tus esfuerzos aún sufrís de ardor de estómago por la noche, podés elevar la cabecera de tu cama con una cuña entre la tabla de la cama y el colchón; las almohadas por sí solas no suelen ser tan efectivas, aunque podés probar a hacer una “rampa” con las almohadas para que tu cabeza no esté totalmente en horizontal. También podés evitar alimentos que suelen producir ardor de estómago, como las frituras, el picante, los cítricos y el chocolate, y tratá de comer porciones pequeñas, pero más frecuentemente.
Calambres en las piernas
Los calambres en las piernas durante el embarazo es uno de los síntomas más comunes del segundo trimestre del embarazo y en el tercer trimestre también. Estas contracciones musculares en la pantorrilla o el pie suelen aparecer durante la noche, y su causa no se conoce con certeza.
Sin embargo, podés ayudar a prevenirlos con estás simples recomendaciones:
Hacé algunos estiramientos antes de irte a la cama
Mantenete físicamente activa y tomá suficientes líquidos durante el día
Usá zapatos cómodos
Si despertás con calambres en las piernas, estirá los músculos flexionando el pie hacia arriba y luego hacia abajo para aliviar la incomodidad
Tomá un baño o una ducha caliente, o masajeá los músculos.
Dolor en el bajo abdomen
A medida que el útero crece los ligamentos que lo mantienen en su lugar se estiran. Estos ligamentos se conocen como ligamentos redondos y, a medida que se van estirando pueden causar punzadas de dolor agudo que se sienten como un espasmo muscular en la parte inferior del abdomen. Algunas veces el dolor puede persistir, sin embargo, este dolor no es para preocuparse; digamos que es una especie de "dolor de crecimiento" que sentirás a medida que tu bebé se desarrolla.
Podés prevenir y aliviar estos dolores durante el embarazo moviéndote más lentamente de lo normal y no levantándote demasiado rápido de la cama o de la silla. Intentá evitar los movimientos bruscos. Probá bañarte en agua tibia o irte a nadar a la pileta. También podés usar un cinturón de maternidad o una prenda de soporte abdominal.
Nervio presionado
El aumento de tu peso a medida que tu bebé crece, sumado a la retención de líquido, puede causar que las vías de conducción nerviosa se hinchen y compriman los nervios. Esto puede resultar en que los tejidos circundantes a los nervios, tales como los huesos, los tendones, los músculos y el cartílago, ejerzan presión sobre un nervio.
La presión sobre un nervio puede ocurrir en varias partes del cuerpo y la sensación puede ser diferente, dependiendo de la ubicación del nervio. Por ejemplo, el síndrome del túnel carpiano se produce cuando el nervio queda presionado en la muñeca, y que generalmente trae como consecuencia que las manos y los dedos se entumezcan; pero si hablamos de un nervio bajo presión localizado alrededor de la columna vertebral, como en el caso de una hernia discal, la manifestación será un dolor agudo. En estos casos, no hay mucho que podás hacer, excepto descansar. Hablá con tu médico si el dolor persiste por varias semanas.
Hinchazón en los tobillos y pies
La hinchazón en los tobillos y pies es un síntoma común durante los últimos meses del embarazo. Esta hinchazón se debe a que tu cuerpo retiene más líquidos, y tu útero en expansión también ejerce presión sobre tus venas, lo que puede causar que los fluidos salgan de la sangre y se muevan a los tejidos circundantes, causando hinchazón. Si agregás a esto el efecto que tienen las hormonas del embarazo no es de sorprenderte que tengás los pies y tobillos hinchados. Esta inflamación desaparecerá después de que hayas dado a luz, pero podés estar más cómodas siguiendo estas recomendaciones:
Tratá de no estar mucho tiempo parada, y mantené los pies en alto cuando te sentés
Dormí sobre tu lado izquierdo para aliviar la presión de la arteria que devuelve la sangre al corazón
Usá medias de compresión, parecidas a las que son anti-varices
Mantenete activa físicamente todos los días
Usá ropa suelta
Remojá los pies en agua fría
Probá estar de pie y caminar en una pileta para ayudar a comprimir los tejidos de las piernas.
Senos sensibles e hinchados
En el primer trimestre, los cambios hormonales pueden hacer que tus senos se sientan doloridos, sensibles e hinchados. Afortunadamente, esta incomodidad probablemente desaparecerá después de algunas semanas, una vez que tu cuerpo se haya ajustado al aumento de las hormonas del embarazo.
Venas varicosas y hemorroides
Algunas mujeres desarrollan venas varicosas durante el embarazo. Durante la gestación, el volumen total de sangre aumenta, mientras que el flujo de sangre de las piernas a la pelvis disminuye, lo que ejerce presión sobre las venas. La progesterona también hace que las venas se dilaten, lo que también contribuye a desarrollar venas varicosas.
Las venas varicosas también pueden aparecer en la vulva, haciéndote sentir adolorida o hinchada en esa zona. Igualmente pueden aparecer alrededor del ano y en la parte inferior del recto, estas son más comúnmente conocidas como hemorroides. Aunque no podés controlar tus hormonas ni tu circulación durante el embarazo, sí podés disminuir la incomodidad que generan las venas varicosas haciendo lo siguiente:
Sentate y levantá los pies cada vez que tengás oportunidad de hacerlo
Cambiá de posición estando de pie
Controlá tu peso durante el embarazo. Leé más sobre el aumento de peso saludable durante el embarazo aquí
Usá medias anti-varices o de soporte que no tengan liga en la rodilla ni en el muslo
Bebé abundante líquido e incluí fibra en tu dieta para evitar las hemorroides.
Cuándo consultar al médico: dolores y molestias anormales durante el embarazo
Muchos de los dolores y molestias del embarazo que podés tener son perfectamente normales, pero hay algunos síntomas que podrían indicar una afección más grave. Por ejemplo, si tenés dolor en el abdomen superior o en el hombro, además de dolores de cabeza, debés consultar a tu médico para asegurarte de que no padezcás de preeclampsia. O bien, si tenés dolor abdominal o pélvico intenso acompañado de hemorragia vaginal en el primer trimestre, podría ser el signo de un embarazo ectópico. Si tenés dudas, consultá a tu médico para obtener más información.
Algunos de estos dolores y molestias pueden aparecer en algún momento determinado del embarazo, tal vez incluso más de una vez, pero generalmente son perfectamente normales y desaparecerán una vez que nazca tu bebé. Pensá que el embarazo es el primer viaje con tu pequeño, un viaje que tendrá altibajos, pero que al final valdrá mucho la pena.
En resumen
Incluso en la gestación más agradable y sin complicaciones, aparecerán algunos dolores y molestias propias del embarazo. Por suerte, muchos de estos achaques desparecerán a medida en que el embarazo avance, y el resto de las molestias, desde el dolor de espalda hasta las varices, las podés aliviar fácilmente. Si tenés dudas, consultá a tu médico para obtener más información.
Sobre el contenido aquí publicado
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